lunes, 24 de agosto de 2009 | |

La Casa del Maestro de Santiago del Estero

En La Casa del Maestro (que se lo puede encontrar en calle Independencia, entre Urquiza y Mitre de la ciudad Capital), con verdadera modestia y sacrificando sus horas de descanso con gran generosidad, algunas personas capacitadas trasmitieron sus conocimientos. Intentaron, de este modo, reemplazar la carencia de la alta educación. Quienes deseaban aprender algo, recibían conocimientos que les sirvieron para desempeñarse en las más diversas orientaciones.
Gran variedad de especialidades que se desarrollaron, desde las más sencillas, ilustraron durante décadas a muchos, que pudieron así satisfacer sus deseos de saber y de capacitarse. Adoptó el nombre de Universidad Popular, adecuado a la amplitud y a la universalidad de la capacitación que ofrecía. Era una forma de expresar el deseo de mayor nivel educativo.
En su edificio funcionó algo que se denominó Casa del Maestro. Por el saber que ofrecía este nombre concordaba correctamente con la amplitud de sus objetivos. En el frontispicio aparecía una gran placa de bronce con la designación: "Universidad Popular". Expresaba un anhelo que subyacía en Santiago: recuperar la universidad que había perdido en 1611.
Debemos lamentar que el representante del Proceso, interventor militar de la UNSE, ordenó arrancar el bronce y suspender cualquier actividad de la Universidad Popular. Durante mucho tiempo, Santiago se vio privada de los beneficios de esta noble institución. Pero resucitó, gracias a la fuerza interior “Del Maestro”.
Con el mismo espíritu de humildad y deseo de progreso, la Casa del Maestro, continúa silenciosamente su labor.

Sede de la restauración universitaria

La Casa del Maestro fue la sede de la restauración universitaria. Cuando en el año 1958 obtuvimos la Ley que devolvió la Universidad a Santiago del Estero, no teníamos nada. Solamente un papel: el texto del Decreto-Ley y una pequeña partida de dinero, que había sido asignado por el gobierno de la provincia.
Generosamente la Universidad Popular nos ofreció su edificio como sede para aquella primera Facultad. La educación superior se reinició en Santiago del Estero, gracias a ese acto tan generoso. Después de tantos siglos, el primer instituto universitario, la Facultad de Ingeniería Forestal, tuvo dónde iniciar sus actividades.
La Universidad Popular se desempeñaba con gran pobreza. Todo se hacía por la fuerza de voluntad de unos pocos. Originariamente se había pensado que los maestros de las “escuelas del campo”, deberían tener posibilidad de alojarse por algún tiempo en la ciudad, para realizar algún trámite. Con ese fin se inició la construcción del majestuoso edificio, que quedó finalmente inconclusa. En esas condiciones lo recibió la Facultad de Ingeniería Forestal, que lo adecuó al nuevo destino.
Gracias al ofrecimiento de la Liga del Magisterio Santiagueño, propietaria del edificio, pudo reiniciar dignamente su actividad: la Universidad recuperada en Santiago del Estero.
Desde la Facultad de Ingeniería Forestal, constituida en base de operaciones, se realizó la concientización del pueblo, la acción sobre el poder público provincial, los trámites ante el gobierno nacional, el proyecto para la nueva Universidad Nacional; se colaboró con la Universidad Católica, y se obtuvo por fin la sanción de la Ley de Creación de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.

Monumento Histórico

Son evidentes los méritos de la Casa del Maestro para ser reconocida como monumento histórico. Sus glorias se fundamentan en la actividad creativa: capacitar a quienes tienen deseos de superación, colaborar en la educación pública proveyendo los medios para incrementar la capacidad, la potencia creativa, representar una orientación, etc. Esta obra realmente se hizo sin ayuda, solamente por la acción de unos pocos inspirados en el patriotismo. Una acción puramente civil.
Sin humillar a nadie, esta institución se cubrió de gloria, sin la barbarie que representan las acciones militares.
Bastarían los méritos acumulados en la acción silenciosa, durante un tiempo incalculable. ¡Cuantas decenas de años, cuantos inteligentes colaboradores actuaron silenciosamente, cuantos héroes anónimos que fueron desapareciendo, que nunca aspiraron a algún reconocimiento, cuántos beneficiados que pudieron orientar sus vidas, gracias a los conocimientos adquiridos...!
Esta venerable casa aunque no se la reconociera oficialmente, es un testimonio histórico de verdad; más aún si a los méritos de la acción silenciosa le agregamos que fue el fundamento de la recuperación de los miles de talentos que se pueden descubrir y desarrollar.
Si pensamos en toda la destrucción, todo el éxodo de la potencia humana que Santiago sufrió: los pobres santiagueños que padecen en las villas miseria, por la histórica incapacidad directiva, en cuanta riqueza material, bosques, minas, aguas surgentes, de riego, potables…, entonces valoraremos el esfuerzo educador de unos pocos héroes.
Por eso apelo ante quien tenga el poder de promover la consagración, que debe reconocerse a la Casa del Maestro como un Monumento Histórico, Nacional, Provincial o Municipal.


Néstor René Ledesma

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